martes, 5 de enero de 2016

Gracias

De nuevo un post antes de la noche mágica de Reyes sobre gratitud. Y es que me parece que es el cimiento sobre el que debe desarrollarse una persona. 


La noche de Reyes se ha convertido en una competición entre los niños para ver quién acumulará más regalos a la mañana siguiente y en una maratón para los padres para ver qué quieren sus hijos, qué más pueden comprar... El problema es que los niños tienen tantas cosas y están tan acostumbrados al "aquí y ahora" que ya nada les sorprende, no tienen deseos, no saben qué pedir que de verdad les haga ilusión. Para los padres de estos niños es muy difícil dar con algo que logre sacar una sonrisa que dure más que el día de Reyes (siendo generosa).

También se da el caso de aquellos niños que no reciben el regalo que querían y su decepción arruina el día a la familia.

Pero no son todo amarguras. Luego está el niño que de veras tiene una ilusión, que ha esperado pacientemente hasta el día de Reyes para recibir aquello que ha estado deseando durante semanas, quizá meses y que por fin ha recibido. 


Bajo mi punto de vista, fiestas como los cumpleaños, la Navidad o el día de Reyes son ocasiones ideales para inculcar a los niños los siguientes valores:

- La gratitud: todo aquello que recibimos fruto del esfuerzo o el cariño de los demás debe ser valorado y reconocido para que quien da sienta que su dedicación ha valido la pena.

- La paciencia: saber esperar es un don que se desarrolla esperando. Si nunca hemos tenido que aguardar la llegada de algo que anhelamos no podremos más que frustrarnos cuando no lo recibimos inmediatamente.

- El esfuerzo: SS.MM. los Reyes Magos solo deberían traer los regalos que realmente nos merecemos, según lo buenos que hayamos sido. Cuando un niño quiere un determinado juguete, el hecho de no dárselo en el acto conlleva consecuencias muy positivas para él, entre otras, la de esforzarse por conseguirlo mejorando su conducta, sus notas, sus hábitos...

- La ilusión: ilusión por conseguir aquello que tanto quería. Los niños deben aprender a distinguir entre lo que les llama la atención, lo que les gusta y lo que les hace ilusión. De otro modo, las celebraciones como la de esta noche acaban convirtiendo el salón de casa en un centro comercial.

- La solidaridad: el hecho de ser generoso y compartir en la abundancia se inculca más fácilmente que en la escasez, eso es evidente. No obstante, aprovechar las campañas de recogidas de alimentos o juguetes para ayudar a los demás es un primer paso para despertar en los niños sentimientos de gratitud (volvemos al principio) por lo que tienen al mismo tiempo que conocen otras realidades.



Aprovechemos las ocasiones que la vida nos regala para dar las gracias. 



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