martes, 19 de agosto de 2014

In-necesidades


Con esta frase retumbando en mi cabeza hace varios días, no he podido resistirme a recordar lo que hemos hablado ya en varias ocasiones. 

Cuando digo "necesita" me refiero a todos aquellos "extras" que, hasta que no los logramos parece que no vayamos a poder sobrevivir y que cuando los tenemos resultan no ser lo que esperábamos o incluso despiertan un sentimiento de frustración. Sobre todo porque cuando ya tenemos ese "extra" tan deseado, entonces surge el siguiente, y así de forma indefinida de manera que nunca logramos sentirnos plenos.

Hay varias cuestiones a desarrollar en lo relativo a las necesidades de los niños:

1. Crear necesidades: los adultos que estamos a su alrededor somos responsables de las necesidades que los niños tienen. Soy partidaria de salir con los niños, de que experimenten, de que se empapen de naturaleza, cultura, tecnología... pero todo en su justa medida. Tiene que haber un tiempo para saber estar en casa y jugar o aburrirse sin necesitar volver a salir.

2. La falta de creatividad y autonomía provocan más necesidades: los niños que juegan sin la compañía o dirección del adulto suelen tener más imaginación y capacidad de tomar decisiones y regularse a nivel cognitivo. Está muy bien jugar con los niños de vez en cuando pero es importante dejarles un espacio en el que de manera independiente y creativa construyan sus propios juegos. Después puede haber un rato para compartir con los adultos esa experiencia.

3. Educar la frustración: todo no puede ser. El aquí y ahora no puede entrar en el esquema cognitivo de los niños como algo posible, ni si quiera pronunciable. "Yo quiero ir al parque de atracciones" y la familia se moviliza y va. "Quiero cenar pizza en tal restaurante" y a cenar fuera. "No quiero ir a la playa" y el papá se queda sin baño porque alguien se tiene que quedar en casa. Este tipo de cosas, que siempre se hacen por cariño o por evitar una discusión (que en realidad no se tendría ni que producir), no educan ni ayudan a los niños a ser fuertes.


En este sentido la tecnología (móviles, tablets y TV especialmente) no nos ayuda en nada: el entretenimiento es inmediato y no requiere un esfuerzo creativo ni un coste para los padres pero está creando una generación donde la capacidad comunicativa, y concretamente la expresiva, es cada vez más pobre y el razonamiento y la argumentación son prácticamente nulos.

Seguramente hay muchos más elementos que alimentan las necesidades innecesarias de los más pequeños pero creo que empezando por estas tres tenemos mucho ganado.


Pensemos qué es lo que realmente necesitan los niños y de lo demás hagamos una muy buena selección.

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