viernes, 20 de marzo de 2015

Papás para toda la vida

Ayer celebramos el día del padre, no se me escapa. ¡Felicidades a todos los papis! No obstante, pienso que es algo que deberíamos celebrar todos los días de nuestra vida. Igual pasa con el día de la madre, de la paz, del niño y de tantas y tantas cosas que harían de este, un mundo mejor.

Hay muchas maneras de celebrar una fecha como esta (tan comercial). Los niños pequeños disfrutan dibujando a sus papás y preparando regalos para ellos de los que sólo son usufructuarios, ya que además de suponer un esfuerzo enorme, el resultado suele ser precioso con lo que normalmente no se las quieren entregar.

Y como digo, es algo que se ha comercializado tanto que hemos perdido la esencia. Cámara de fotos en mano no podemos disfrutar de la poesía o la canción que canta el niño. Los regalos son más importantes que los "te quiero". Una marca de jamón ha hecho una campaña excelente al respecto:


La figura paterna es un elemento de autoridad y seguridad importantísimo en la vida de los niños y niñas, además de ser un referente, un modelo a seguir al que -especialmente los niños varones- se quieren parecer. 

Da igual como sea el papá en cuestión, los ojos de los niños ven un hombre alto independientemente de su estatura, fuerte y rápido independientemente de su estado físico, guapo independientemente de lo que diga el espejo, listo y sabelotodo aunque no haya leído un libro en su vida... Y ya no digamos si se trata de un papá con el que se hacen muchas actividades mano a mano... entonces ese papá alcanza la categoría más alta que uno pueda pensar.


Qué bonito sería vernos como ellos nos ven. Cuántas cosas haríamos de otra manera.

Es en este punto donde los papás, y los adultos en general, debemos elegir y valorar en qué actitudes propias nos gustaría que se parecieran a nosotros los niños. Mostrando y ofreciendo lo mejor de cada uno, los niños lo aprenderán de forma inconsciente imitándolo y seguramente mejorándolo.






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