jueves, 3 de julio de 2014

Cada uno por su lado

Al nacer, los niños son un bloque. Me explico. Su aparato motor, entre otras muchas cosas, está por desarrollar y por eso no disfrutan de la libertad de movimientos que nos da la independencia segmentaria y que lleva a un mejor conocimiento del propio esquema corporal.

Este hecho va cambiando con el paso de los días y vamos viendo como el bebé es capaz de mover brazos y piernas de manera más controlada, de aguantar la cabeza, de hacer movimientos con las manos que no requieran el movimiento del brazo entero... Es un proceso que va en paralelo al del autoconocimiento y que facilita la interacción con el entorno más próximo:

- Los segmentos superiores (manos-brazos) permiten coger, dejar, tocar, pintar, tirar, coser...
- Los segmentos inferiores (pies-piernas) permiten sentarse, levantarse, tumbarse...
- Ambas permiten movimientos más complejos como gatear, caminar, correr...


Si se logra una buena independencia segmentaria, se consigue una mayor precisión en los movimientos, una mayor capacidad de reacción y una mejora tanto en el equilibrio como en la coordinación. Todo ello amplía las posibilidades de exploración del entorno y de interacción con él. Y ¿quién sabe?, quizá muchas cosas más...


Hay muchas formas de practicar la independencia segmentaria. Es importante que se trabaje de forma equilibrada con el lado derecho e izquierdo del cuerpo. Desde torres hasta circuitos de alambre, cualquier juego pone en marcha el proceso de segmentación. No obstante, actividades como la cinta rítmica, o la pelota, acentúan el trabajo en los segmentos superiores e inferiores.



Es importante que los niños sean conscientes de la parte de su cuerpo que están trabajando, por eso, al terminar cada ejercicio hay que repasarlo recordando cuál es exactamente la parte del cuerpo trabajada, para ir desarrollando el conocimiento de sí mismos:



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