sábado, 8 de marzo de 2014

Ecuaciones

Para Fernando Alberca el fracaso escolar tiene dos causas claras: la falta de motivación y autoestima y una mala metodología de estudio. Las consecuencias son variables dependiendo de cada persona pero en general, se produce una sensación de frustración y fracaso para el niño y un clima familiar desagradable.

Como él mismo plantea, no es una cuestión tanto de voluntad o de capacidades, sino más bien de la convicción y motivación necesarias para que pueda seguir una buena metodología que le ayude a triunfar: «La voluntad no existe. Cuando alguien siente la necesidad de algo es cuando le sale la fuerza para ponerse a ello».



Según este profesor de la Universidad de Córdoba y de una escuela de primaria de la misma ciudad, da lo mismo suspender una asignatura que ocho puesto que el camino que sigue el alumno para "lograrlo" es el mismo: la desmotivación. En cambio, cuando tras un periodo de fracasos, llega un Notable, se enciende la chispa. 

En este punto, profesores y padres jugamos un papel determinante. No etiquetemos: "tal palabra me dices, tal corazón me pones". Motivemos y saquemos lo mejor de cada uno, no un 10, sino SU 10 y pongamos metas a corto plazo y razonablemente alcanzables.


Realmente, el sistema educativo no ayuda mucho a estos alumnos. La memoria y el análisis predominan en todos los aprendizajes por encima del la creatividad o la intuición. Esto favorece a los alumnos con un hemisferio izquierdo más potente. Lo sorprendente es que en la sociedad actual, la memoria ha perdido toda su grandeza teniendo tan a mano el gigante llamado Internet. Lo que predominaría en el sistema educativo, el análisis, requiere comprensión, reflexión, pensar... Y esto es precisamente lo que no saben hacer los niños porque no se les enseña (tan a fondo).

Alberca propone que la primaria sea una etapa de lectura (también numérica), habla, escritura y pensar mejor. De hecho, los datos PISA y otros informes aseguran que la competencia lectora y matemática es baja en nuestro país.

El hábito de lectura es una herramienta importantísima para el resto de aprendizajes. La lectura favorece la agilidad visual, el razonamiento, la extracción de conclusiones, la síntesis, el lenguaje, el vocabulario, la organización de la información...

Animar a los niños a leer es ayudarles a dar un pasito de gigante hacia su éxito personal y profesional.


Aquí está la ecuación: éxito = motivación + lectura

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