jueves, 9 de mayo de 2013

Donde dije digo, digo DIGO

Cuando un adulto toma una decisión ante el niño, debe mantenerla. Los límites y las reglas educan sólo si se respetan. 

Las reglas tienen que ser pocas, claras y con consecuencias, que los niños también deben conocer previamente. Ningún niño va a ser capaz de aprenderse una normativa para cada habitación en la que entre pero, sí que será capaz de ir interiorizando las reglas y normas de convivencia que interfieren en el día a día. 

No se trata de amenazar, ni de autoritarismo. Se trata de establecer los papeles niño-adulto de forma clara y los comportamientos aceptables de cada uno de nosotros. Recordemos que educamos con el ejemplo y que somos un modelo a imitar para los niños.


Imaginemos: un niño travieso, inquieto, desobediente, retador; al que le gusta llamar la atención haciendo "gracias" ¿debemos corregir cada mal comportamiento? No. Debemos corregir aquellos que las reglas no admiten, o aquellos que son realmente graves. 


¿Cómo? No con amenazas, no con castigos diferentes a los establecidos: "te dije que si hacías... no te dejaba el Ipad. Cómo no me has hecho caso, dámelo ahora mismo que lo guardo". Y se guarda sin más discusión. Tampoco con segundas oportunidades: "Cómo hace 5 minutos que te portas bien, ya puedes cogerlo". No es bueno "hacer la vista gorda" unas cuantas veces y de pronto tomar cartas en el asunto; lo mejor es intervenir a la primera. 

A este mismo niño, le beneficiará mucho más una recompensa. Reforzando un buen comportamiento comprenderá que si lo repite, ganará el cariño del adulto, que le hará sentirse especial, bueno, obediente, atento,... justo lo que queremos potenciar. Recompensar lo bueno es, en la mayoría de los casos; mejor que castigar lo malo. Cuando un niño oye cientos de veces su nombre a lo largo del día para llevarse una reprimenda, gritarle una vez más no va a tener ningún efecto sobre él. Es mejor actuar sólo cuando es imprescindible.

Mano de hierro y corazón de oro con las normas de la casa, pues ayudan a los niños a crecer más seguros y felices aunque a veces no nos lo parezca.


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